CRÓNICA SOBRE EL VIAJE A TULA HIDALGO.
Un día fuera de lo cotidiano
El frio en la
Comunidad de San Felipe del Progreso era denso y exorbitante, se podía percibir
la niebla a kilómetros de distancia en lugares aledaños, hasta podríamos pensar
que era como muchos otros días anteriores, un amanecer con lluvia para unas
cuantas horas y en la UIEM como es de costumbre, tienden a inundarse los
salones por las tormentas continuas que se dan por estas fechas, aunque para
los alumnos de Comunicación Intercultural esto no era una barrera, ya que
saldrían de viaje a Tula Hidalgo a una visita guiada con fines educativos que
influyen en sus evaluaciones, para esto el autobús se encontraba en la entrada
de la Universidad, a un lado del RIA en donde abordarían aproximadamente 25
alumnos y 3 docentes, teniéndose previsto recoger a 4 más en Atlacomulco, a un
lado de la terminal.
Más tarde el momento
anhelado llegó, la brisa rosaba los rostros de aquellos alumnos al bajar del
autobús, el clima poco nublado no impidió la apreciación del entorno del primer
destino que fue la zona arqueológica de Tula, lugar donde acompañados por un
guía inició un recorrido interesante por los espacios botánicos que ahí se
encontraban, por los sitios piramidales así como el acercamiento con los
Atlantes, aquellos guerreros plasmados en piedra, llenos de historia y
paradigmas que los convierte en una de
las atracciones principales de interés en Hidalgo.
Posteriormente, el
siguiente destino fue el ex convento de San Nicolás de Tolentino situado
en Actopan, este espacio en conjunto con
su arquitectura gótica y sus pinturas trazadas a lo largo de las paredes,
permitió la apreciación de algunos pasajes bíblicos.
Además se pudo
apreciar un tianguis donde los alumnos tuvieron tiempo libre para comer,
realizar encuestas, tomar evidencia fotográfica y convivir entre amigos pasando
un rato agradable.
Llegó la hora de reunirse de nuevo en el
autobús, pero esta vez para retornar a nuestros hogares, llenos de nuevas
experiencias que quedaron plasmadas en
las mentes de cada uno y tomando en cuenta que la práctica supero las
expectativas iniciales, del otro lado de la ventana se queda Tula, se queda
Actopan, se quedan esos sabores, colores y olores llenos de tradición, pero
sobre todo se queda aquella cultura que a través de la historia provoca
reacciones en cadena, las cuales poco a poco nos envuelven permitiendo ver más
allá de lo común, notar su esplendor no sólo con el ojo detrás de la cámara.
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